Muchas veces nos han mirado mientras estamos sentados en un café, en el metro o en la calle, y a menudo pretendemos que no nos damos cuenta.
Las personas suelen mirar tu teléfono cuando envías mensajes de texto o juegas un juego, incluso inconscientemente. Y, nuevamente, pretendemos que no pasa nada.
Esto es común en las ciudades y pueblos de todo el mundo: probablemente sea parte de la naturaleza humana sentir curiosidad por saber qué está haciendo la persona que está a nuestro lado.
Ahora, imagina cuánto más común resulta este fenómeno en ciudades más grandes y metrópolis, como Nueva York.
Un hombre fue visto hace unos meses en el metro de la Gran Manzana.
Ese día, él viajaba solo en el metro, sostenía casualmente su teléfono y tenía sus auriculares puestos. Probablemente había salido a correr o tenía planes de hacerlo, escuchando su música favorita y jugando un juego divertido en su teléfono para matar el tiempo.
Mientras no prestaba atención a lo que sucedía a su alrededor, un niño sentado a su lado lo miraba, atraído por lo que estaba jugando.
Junto al niño, una mujer adulta, posiblemente su madre, tampoco prestaba atención a lo que estaba haciendo su hijo.
El hombre, en algún momento, probablemente sintió los pequeños ojos perforarlo, y giró la cabeza para ver al niño. El infante se mostró un poco nervioso cuando lo sorprendieron mirando el teléfono. Unos momentos después, el hombre lo olvidó y regresó a su juego.
Aun así, el niño no podía quitarle los ojos de encima. Y fue entonces cuando el hombre hizo algo admirable.
Se desconectó los auriculares y le entregó el teléfono al niño, dándole la oportunidad de disfrutar el juego también.
El niño no lo pensó dos veces. ¡Tomó el teléfono en sus manos e inmediatamente comenzó a jugar el juego que había llamado su atención por bastante tiempo!
Su madre al parecer no se dio cuenta de lo que pasó.
La cuestión es que tanto el hombre como el niño no tenían idea de que estaban siendo filmados, pero, por suerte, una mujer sentada frente a ellos, grabó todo y lo publicó en las redes sociales para que los demás pudieran verlo.
El hombre que le dio su teléfono al niño aparentemente consideró su acción como nada especial, algo que cualquiera haría si tuviera la oportunidad. Pero, seamos honestos, no todos lo harían. Tal vez incluso algunas personas se hubiesen molestado por el pequeño mirando sus teléfonos.
Pero no este hombre.
Este video realmente restaura nuestra fe en la humanidad. Esto demuestra que todavía existen personas por ahí que quieren difundir alegría a su alrededor y son lo suficientemente desinteresadas como para sacrificar algunos minutos de sus vidas para dar felicidad a otra persona que la necesita en ese momento.
Desde que se publicó, el video ha sido visto 4 millones de veces y esperamos que se vea aún más e idealmente llegue a ese hombre de alguna forma. Se merece el reconocimiento por su acto de amabilidad y realmente está dando un ejemplo para todos nosotros, incluso sin saberlo.
Puedes ver el video haciendo clic en “reproducir” a continuación.
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